miércoles, agosto 13

¿por qué no cambias como el sol?



Apenas llamó a la puerta. Tocó con temor y con sigilo. Sus piernas temblaban como tiembla un ave al agitar el viento. Miles de imágenes atravesaban su mente. Tristeza. Pasión. Ternura. En ese instante, en el momento en que todo se detuvo, supo que estaba en el lugar indicado.
Siempre como una tortuga bajo su coraza, pero esta vez, se atrevió. Era como una espina o tal vez como un aprendiz. Demostraba sabiduría, sin embargo, su esencia era insospechable. Intocable, diría yo. Su condena, su palacio. Su salida y su laberinto... su todo.
Una vez adentro se conectó con el más allá. Los planetas se alineaban para demostrar na vez más la incadescencia guardada. Tu mitad y su mitad. Mi fuego y tu hielo. ¿No es cierto que no existe el uno sin el otro? Está plagado de pronombres; no hay su sin tú, y mi sin tí. No puede sobrevivir el alma a tantas transparencias. Necesita ayuda, una inspiración. Quizá, cuando las estrellas formen la insospechable constelación, consideraré otra alternativa, antes no, dios lo quizo así.
A pesar de toda la trama enredada y la pulsión que tensa, eclosiona y desata, sus ojos, fueron al fin sus ojos; su boca fue su flor; su interior fue su salvación, pero su corazón remitió a mi rocío. La mayoría de las veces caemos en banalidades, aunque intentemos que el árbol sea el fruto, y ese mismo, la semilla.

1 comentario:

Caracol y amigxs dijo...

increible la foto!

te amo bella!